Mientras Diego Pardo, el cabeza de familia, cierra el acuerdo en la inmobiliaria para mudarse con los suyos a la casa de sus sueños. Los obreros se encargan de los últimos retoques en la reforma de la vivienda. Es entonces cuando sucede algo inesperado y, desde el interior del pozo que hay en el sótano, una fuerza sobrenatural se cobra su primera víctima...
Ajenos a lo sucedido, la familia hace la mudanza con todas sus esperanzas puestas en una vida mejor y sobre todo más tranquila. Sin embargo, las presencias que habitan en la casa no tardan en manifestarse. Con la intención de contactar con ellas, Íñigo se las ingenia para quedarse solo en casa y organizar una sesión de espiritismo con su novia Silvia y sus amigos. Algo que jamás habría hecho si hubiera sospechado las terribles consecuencias... Y es que hay puertas que nunca se deben abrir.